Héctor Alejandro Amarilla (57) estaba en la lista de los 10 prófugos más buscados del país. Tenía pedido de captura internacional. En 2013 era el jefe de la comisaría 2° de Lanús cuando ejecutó de un disparo a Nicolás Vázquez, de 18 años, quien escapaba tras haber robado, sin armas, una camiseta de la selección española de un negocio adonde él hacía tareas adicionales como custodio.
Quienes lo buscaban estaban esperando que cometiera un error, generalmente vinculado a algún tema familiar. Y ese paso en falso llegó, porque su hija dio a luz y entonces el ex comisario salió de la clandestinidad.
Según contaron las fuentes a Clarín, el acusado volvió de Paraguay, adonde permanecía escondido, y fue hasta la casa de su hija, en la calle San Martín al 4500, en Rafael Calzada, partido de La Matanza, para conocer a su nieto. Allí, personal de Unidad de Inteligencia Buenos Aires de la Gendarmería lo detuvo este domingo.
El Comando Unificado de Fuerzas de Recaptura de Evadidos (CUFRE) detectó que Amarilla iba a visitar a su hija en ese domicilio.
Tras su arresto, el ex comisario quedó a disposición de la UFI N° 8 de Lomas de Zamora, a cargo del fiscal Nicolás Kaszewski Lo imputan por “homicidio doblemente agravado por alevosía y por su condición de funcionario policial”.