El PAMI , la obra social de los jubilados y pensionados, llegó a un acuerdo con los laboratorios nacionales y extranjeros para renovar el convenio de provisión de medicamentos a sus afiliados en farmacias de todo el país.
El contrato vigente, que vencía el próximo domingo, fue extendido desde el 1° de abril hasta el 31 de marzo de 2020, con varias modificaciones introducidas mediante una adenda al contrato de 2018.
“El nuevo convenio mantiene la misma cobertura de drogas y descuentos y el precio diferencial que paga el abonado del PAMI en farmacias. Además, los medicamentos para los afiliados de PAMI no podrán aumentar más que la inflación del período. Gracias a esto, actualmente los afiliados pagan 19% menos que los afiliados a otras obras sociales”, informó el organismo mediante un comunicado.
El vínculo permite abastecer a cinco millones de afiliados con remedios con fuertes descuentos o, en algunos casos puntuales de vulnerabilidad social, sin costo. Para los laboratorios, el convenio representa un 30% del negocio.
A partir de noviembre pasado, el PAMI compra los medicamentos directamente a los laboratorios nacionales, sin intermediación de las cámaras que los agrupan, y formalmente las negociaciones se conducen de la misma manera. De todos modos, en la práctica los más grandes discutieron en nombre de todos.
De hecho, hay un único modelo de contrato y no uno distinto por cada laboratorio, y luego cada empresa tiene que ir adhiriendo. Los extranjeros, en cambio, sí continuaron negociando a través de la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (Caeme), aunque a partir del nuevo arreglo tendrán que terminar rubricando el acuerdo en forma individual igual que sus pares locales. Deberán hacerlo dentro de un período de 90 días a partir del 1° de abril, según se acordó.
Mediante un comunicado, Caeme afirmó que actuará “con la mayor predisposición para lograr que se alcancen los convenios específicos necesarios con cada uno de los laboratorios que integran la entidad”.
El nuevo esquema es fruto de la gran pelea del año pasado, que se dio porque el PAMI exigió a los laboratorios precios especiales para los medicamentos que adquiere, más bajos que los del mercado, y porque al principio no les permitía trasladar plenamente el costo de la inflación.
Si bien tras la crisis cambiaria y la megadevaluación el organismo flexibilizó esa exigencia, permitiendo el traspaso pleno a precios del alza inflacionaria, las cámaras nacionales rescindieron el contrato y Macri en persona presentó el cambio de sistema. Ahora, al igual que en 2018, los tironeos entre el Gobierno y el sector farmacéutico siguieron incluso a horas de que se venza el convenio, pero con una diferencia: el año electoral parece haber convencido a las partes de suavizar posiciones y mantener la pulseada alejada de los medios.
Ganó el pragmatismo y el PAMI destacó “el compromiso y buen entendimiento entre las partes”, sin embargo, en el fondo, pocas cosas se han modificado: el Gobierno sigue convencido de estar dando una batalla contra un sector dominado por unos pocos, introduciendo más competencia y transparencia, y celebra haber logrado una rebaja en los precios de los medicamentos del PAMI y un ahorro de $5600 millones para el organismo. Los laboratorios se siguen quejando de la pérdida de rentabilidad.
En el modelo 2019 siguen los “precios PAMI” y el ajuste trimestral será por el 100% de la inflación, pero los laboratorios tendrán ese número como límite de los aumentos. Algunos de los puntos que se discutieron fueron qué medicamentos entraban en el convenio, es decir, a cuáles pueden acceder los afiliados con el descuento del PAMI; la forma de prescribirlos (con nombre comercial o genérico); las diferencias en la magnitud de los descuentos y las deudas pendientes, entre otros.