“Martes 13, no te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes”. Así reza un conocido refrán que llegó a nuestros pagos con los inmigrantes españoles, y que refleja la que debe ser una de las supersticiones más conocidas en el mundo occidental: la trezidavomartiofobia, es decir, el miedo irracional al martes 13. Cada vez que llega esa fecha, como es el caso de este martes 13 de agosto, estas manías se intensifican y llegan a su paroxismo. ¿Cuál es el origen de este temor exacerbado? Hay quien habla de los templarios, otros del Tarot, del dios Marte y de la Última Cena. Todas, claro, son hipótesis.
El número 13, en las culturas occidentales está universalmente asociado a todo lo funesto. En muchos países los hoteles no tienen piso 13, por ejemplo. Y en la interpretación de los sueños para jugar a la quiniela, el 13 es “la yeta”, la mala suerte. Detalle: en China el número nefasto es el 4 o四, que se pronuncia si, lo que suena igual a 死 (sǐ), que significa morir.
En tanto en el Tarot, el método adivinatorio que utiliza una baraja de naipes y que se conoció en Europa desde la Edad Media, la carta 13 es la Muerte, que suele aparecer representada como un esqueleto con su guadaña. Esta carta, de todos modos, en el simbolismo del Tarot es de buen augurio, ya que representa el cambio.
En la Última Cena, según relatan los Evangelios, había trece personas a la mesa y una murió, Jesucristo. Todavía se suele señalar ese detalle en las reuniones, cuando se juntan por casualidad esa cantidad de personas.
Y en el libro del Apocalipsis, el último de la Biblia cristiana y que habla del fin del mundo, aparece la Bestia con el número 666 en su cabeza en el capítulo número 13.
El dios de la guerra
Estos son los datos que le dan mala fama al número 13. Pero ¿por qué la relación entre esa cifra y el martes, o el viernes para los pueblos angloparlantes? Resulta que en las culturas latinas el día martes, regido por el dios romano de la guerra Marte -el griego Ares-, era una fecha de destrucción, sangre y violencia.
Una leyenda popular, por otra parte, asegura que Constantinopla, la capital del Imperio Romano de Oriente, cayó un martes 13 del año 1453, hecho que marcó el fin de la Edad Media. Pero eso es imposible, ya que la ciudad fue tomada un 29 de mayo, lo que quedó registrado por los historiadores con mucha precisión porque ocurrió después del eclipse lunar total del 22 de mayo. Y el único martes 13 de ese año cayó en junio, dos semanas después de la conquista de la ciudad.
Otra historia aún más incomprobable dice que un martes 13 Dios envió la confusión de lenguas a la Torre de Babel, el hecho narrado en el capítulo 11 del Génesis.
Un párrafo aparte merece un martes 13 que castigó severamente al territorio bonaerense. Fue en 1993, y ese día, el martes 13 de abril, más de cien tornados cruzaron la provincia de Buenos Aires y dejaron destrozos por doquier, desde el noroeste hasta la Costa Atlántica.
El crimen de los templarios
Lo cierto es que se suele asociar el martes 13 en nuestra cultura al viernes 13 anglosajón, y de hecho la famosa saga de películas de terror llamada “Friday the 13th” en inglés se tradujo como “Martes 13” en castellano.
Pero en Europa sí se recuerda una tragedia histórica que sucedió un viernes 13, en el año 1307. Fue cuando cayeron detenidos todos los caballeros templarios de Francia en un operativo ordenado por el rey Felipe IV, “el Hermoso”, y el papa Clemente V, que veían tambalear su autoridad política y financiera frente a la poderosa Orden. Más tarde los templarios serían torturados y exterminados.
El de hoy es el segundo martes 13 del año. Para muchos este será un día más; otros extremarán sus precauciones y saldrán a la calle con herraduras, patas de conejo, manos de Fátima y otros amuletos para la suerte. El anterior martes fue en febrero, justo un día antes del Día de los Enamorados. Y, como va a ocurrir seguramente también hoy, muchas parejas desafiaron eso de “no te cases” pasando por el Registro Civil ya que en esta fecha, estadísticamente, se registran más bodas que de costumbre.
DIB