Lejos de lo que habían sido las promesas de campaña de Alberto Fernández, la deuda del Banco Central (BCRA) creció con fuerza durante su gobierno y hoy suma más de $23,3 billones. Ese valor equivale a unos US$66.700 millones al tipo de cambio oficial de $350, informa TN.

El 10 de diciembre de 2019, cuando asumió el gobierno del Frente de Todos, la deuda del BCRA (Leliq y pases) era algo menos de $1,1 billón, que se traducía en US$18.220 millones al tipo de cambio oficial, que ese día operaba apenas por debajo de los $60.

La inflación acumulada en los últimos cuatro años hizo crecer rápidamente el stock de deuda del organismo monetario, pensada para retirar de la plaza financiera los pesos “excedentes” de la economía. “Confluyen para exacerbar este desequilibrio la caída de la demanda de pesos, la baja de encajes para que bancos financien al Tesoro y la emisión fiscal indirecta del BCRA (compra de bonos en pesos en el mercado secundario)”, detalló Aurum Valores.

Detrás de esos factores, añadió la compañía, se encuentra el déficit fiscal, que provoca un exceso en la oferta de pesos y agrava la caída de la demanda de moneda local. Esa dinámica lleva a que el BCRA “se vea obligado a un esfuerzo cada vez mayor de esterilización, empeorando su patrimonio”.

Dicho en términos más sencillos: el Gobierno emite más pesos que los que las personas y empresas quieren tener en el bolsillo, entonces se los sacan rápidamente de encima comprando bienes (e impulsan los precios) o dólares (lo que amplía la brecha cambiaria). Para intentar contener esos dos efectos indeseados, el BCRA debe colocar más deuda con el fin de captar cada vez más pesos.

Cuánto escaló la deuda del Banco Central

A lo largo del gobierno de Alberto Fernández la situación no fue siempre igual. Con la pandemia, la demanda de dinero subió fuertemente, pero el BCRA no pudo desarmar su deuda porque emitió una gran cantidad de pesos en el contexto de las ayudas extraordinarias a la población en medio de la cuarentena. A medida que las restricciones se levantaron, la demanda de pesos volvió a caer y, otra vez, el BCRA tuvo que salir a aspirar dinero.

Sin embargo, Aurum destacó que nada cambió desde que Sergio Massa llegó al ministerio de Economía, ya sin rastros del efecto postpandemia. Por el contrario, la consultora apuntó que la relación entre los pasivos remunerados del BCRA y la base monetaria (esto es, todo el dinero de la economía) prácticamente se duplicó desde junio de 2022 hasta octubre de 2023.

También se incrementó la relación entre los pasivos remunerados y el producto. “Estimamos que, a fin de este año, el stock de pasivos remunerados rozaría 11% del PBI del cuarto trimestre, 6 puntos porcentuales del PBI por encima del último cuarto de 2019, superando incluso el pico de 2017″, indicaron los analistas de Equilibra.

Un desafío para el próximo gobierno

A una semana del balotaje presidencial, quien asuma el 10 de diciembre tendrá que prestar especial atención a la deuda del BCRA.

“La unificación del mercado cambiario a una cotización muy elevada ayudaría a licuar pasivos remunerados, a costa de un fogonazo inflacionario que nos pondría al borde de una hiperinflación. Pero si no hay una terapia de shock que licúe los pasivos remunerados, el BCRA no podría subir significativamente su tasa real de interés de referencia, porque generaría una dinámica insostenible de los pasivos remunerados”, apuntó Equilibra, en referencia a la necesidad de tener un rendimiento real positivo que, a la vez, encarece el costo que paga el Banco Central para endeudarse.

La tarea del nuevo gobierno no será sencilla. Deberá buscar una salida virtuosa que permita disminuir la deuda de la autoridad sin generar una enorme inyección de pesos que, sin mejor destino, busquen dolarizarse rápidamente en un contexto de reservas internacionales en mínimos para los últimos 17 años.