Se presenta en polvo como la cocaína, pero pertenece a la familia de las drogas sintéticas. Dicen que comenzó a verse en la época de la Time Warp.
Carlos Damin es Jefe del Servicio de Toxicología del Hospital Fernández. Dice que hace un año y medio recibió pacientes ingresados con cuadros no muy distintos a los de la metanfetamina. “Contaban haber consumido una sustancia rosa”, detalla. “Algunos aseguraban que se trataba de 2CB, conocían el nombre. Incluso algunos de los pacientes derivados de la Time Warp (el evento de música electrónica en Costa Salguero, en el que fallecieron cinco jóvenes) también se refirieron a lo mismo. Decían haber visto 2CB en la fiesta”.
Damin, doctor en Medicina, docente universitario y especialista en Toxicología, aclara que si bien ha escuchado varias situaciones sobre el consumo de esta droga, no es algo por ahora permanente. Que lo más frecuente, explica, en el ambiente de la noche porteña electrónica es el consumo de éxtasis, metanfetaminas, LSD y Popper.
“El 2CB es una sustancia que suele asociarse al consumo de una manera similar al del éxtasis o la metanfetamina”, retoma sobre el tema. “Químicamente, pertenece al grupo de las feniletilaminas. Son como primas, químicamente hablando. Generan cuadros similares: alteraciones de sensopercepción, alteraciones del ritmo cardíaco, estimulación. Un cuadro de intoxicación podría ser grave, porque es sería muy similar al de la metanfetamina”.
Por la Asociación Toxicológica Argentina, el que opina e informa es el doctor Sergio Saracco: “Los efectos estimulantes aparecen a dosis bajas, mientras que los efectos alucinógenos se manifiestan tras consumir dosis altas de este producto. La duración de estos efectos es de entre 4 y 8 horas. Sabiendo esto, es curioso que reciba el nombre de cocaína rosa, pues las consecuencias de consumir esta droga poco tienen que ver con el clorhidrato de cocaína. El único parecido entre ambas drogas es en el aspecto, es decir la presentación en polvo”. Y advierte que “el problema que acarrea este tipo de drogas de diseño, es que al ser compuestos modificados químicamente, dificultan las labores de identificación por falta de información y métodos para detectarlas”.
Desde el Observatorio Argentino de Drogas agregan que, a largo plazo, el uso continuado de esta droga se asocia a problemas graves de ansiedad, desorientación y cansancio extremo. Una dosis habitual, según el documento al que accedió Clarín, es de entre 5 y 20 mg, por vía oral. La baja, hasta los 10 miligramos. La moderada tiene como tope los 24 mg. De allí y hasta los 40 mg, se la considera alta, que podría producir estados de pánico. “Los consumidores habituales podrían padecer, en casos graves, trastornos psicóticos y despersonalización”.
Fuente: Clarín