En medio de un panorama complicado, después del escándalo por la foto de Flor Vigna en la cama con Cabré que enojó a Laurita Fernández, el clima de las grabaciones de la tira de Pol-ka “Mi hermano es un clon” es casi irrespirable.

Nicolás Cabré, su protagonista, deambula por el set con cara de poquísimos amigos -menos de los que siempre tuvo- y casi no se habla con el resto del elenco.

¿Por qué? Porque sus compañeros, en líneas generales, tomaron partido por Vigna, quien quedó muy lastimada por el episodio de la foto en Instagram y su rebote mediático, por el cual Laurita Fernández la llamó y la insultó de la peor manera; mucho más fuerte de lo que se dijo.

Lo cierto es que, la tira no corrió la mejor de las suertes y terminará apenas empezado el 2019, cada uno cumple con lo suyo y taza taza. Cabré no ensaya con Vigna sus escenas sino que las graba directamente, ya que no se hablan, y el resto las ensaya con su coach personal.

Hay que decir en este punto que entre el resto del elenco todo es ameno y se trabaja en paz. La comedia mejoró su promedio diario de rating casi dos puntos y eso trajo tranquilidad al equipo; más allá de la complicación con Cabré en particular.

No ha sido una, sino varias las veces que Vigna fue vista por sus compañeros llorando en los pasillos de los estudios Baires donde se graba, en Don Torcutato, Mi hermano es un clon. “Ella llora y él no le dirige la palabra”, cuentan los testigos.

Y hay más data: el elenco está organizando una fiesta -más allá de los números hay camaradería entre compañeros y hacer ficción en esta tele es motivo de celebración- y dicen que lo más probable es que Cabré no vaya. Los actores “veteranos” del ciclo -Machín, Bonelli, Vena, María Onetto- tampoco tienen con el protagonista la mejor de las relaciones, aunque claramente conviven y la pilotean.

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