No más horarios fijos de transmisión. No más tandas publicitarias. No más esperar una semana para ver el próximo episodio de una serie. La transición de Netflix desde un servicio de alquiler de DVDs por correo hasta la plataforma de streaming más popular del planeta estuvo marcada por un fuerte mandato: dar vuelta los elementos más rancios de la TV tradicional y redefinir el modelo para la era (y los usuarios) de Internet.
Al menos así parecía hasta hace algunos días atrás, cuando un usuario de Reddit aseguró que, mientras esperaba la reproducción de un episodio, Netflix puso una publicidad de la serie “Better call Saul” que no pudo omitir.
El post recibió más de 4000 votos y los comentarios empezaron a multiplicarse en las redes sociales. ¿Era todo un error de software o estaba la empresa a punto de dar un salto al pasado?
Fue la propia compañía la que aclaró los tantos. “En Netflix, realizamos cientos de pruebas cada año para entender mejor qué ayuda a los miembros a encontrar más fácilmente algo grandioso para ver”, dijo en una declaración publicada en el sitio estadounidense Cord Cutters. “Hemos experimentado aún más con videos basados en recomendaciones personalizadas para series y películas”, añadió.
En Netflix aseguraron que los usuarios podrán omitir estos videos “en cualquier momento si no están interesados” y que no tomarán anuncios de otras compañías (aunque sí aceptan publicidad no tradicional en sus series, con precios que van desde los US$50.000 hasta los US$500.000 por episodio). Tan solo en 2018, invertirán US$8000 millones en su programación y otros US$2000 millones en marketing.
La Nación