La vida le cambió ese mes fatídico de junio de 2018. Primero en un entrenamiento y luego en el trabajo sufrió diversos mareos que lo llevaron a acudir a una consulta médica. Rápidamente fue derivado a la unidad coronaria del Hospital Municipal de Trenque Lauquen donde pasó internado 3 días para luego ser trasladado a la unidad coronaria del Hospital San Martín de la ciudad de La Plata. Alli estuvo durante dos semanas, antes de regresar a 30 de Agosto.
El fútbol es su pasión, su vida. Desde siempre en el Barrio San Jose jugaba a la pelota. Desde muy chico lleva en él, el alma de potrero. Con sus vecinos y amigos jugaba en la “canchita” del barrio, la que hoy ya no está y que fue reemplazada por casas a causa del crecimiento de la ciudad. Aun así y a la par siempre disfruto del fútbol, desde que lo shorts le cubrían las rodillas. Siempre jugó y se entrenó en “su club”, que lo vio nacer y lo formó como jugador. Desde la escuelita de fútbol, tras pasar por cada una de las divisiones inferiores hasta llegar a la Primera del club que ama, Juventud Unida.
A sus 25 años, Federico “Rito” Perez, tuvo que ser operado por una bradicardia que en ese momento complicaba su vida y se creía que podía no volver a pisar un campo de juego nunca más. Dependía de cómo evolucione en su recuperación y de cómo le funcione el marcapasos que le colocaron en el corazón.
Desde ese jueves 28 de junio de 2018 hasta este ultimo domingo 19 de mayo de 2019 pasaron casi 11 meses. Casi 11 meses en los que no veía la hora de volver a pisar un campo de juego, en realidad un único campo de juego, el del Artemio Gastaldi. Así fue. Tras ser sometido a una operación de corazón, convivir con un marcapasos, pasar por interminables visitas médicas, realizar distintas consultas con especialistas, someterse a diversos estudios, comenzar a entrenar lentamente pero con una ansiedad indescriptible, fue como llegó el gran día para Fede.
Hoy a sus 26 años recién cumplidos, se convirtió en un milagro. Tras luchar intensamente volvió a hacer lo que más ama, simple y maravillosamente jugar al fútbol. Pero lo increíble de esta historia es que, aunque no hay un registro que lo desmienta, sería el primer caso de un argentino que vuelve a practicar este deporte profesionalmente con un marcapasos.
Rito estuvo con infotreinta.com y contó que visitó distintos especialistas, médicos, cardiólogos y deportologos; viajando en varias oportunidades a Capital Federal y La Plata. Uno de ellos fue quien le dio el alta para volver a jugar. Dijo que “volver a jugar al fútbol era medio imposible, pero con la ayuda de la familia, los amigos, el club y Marcelo Bassino, quien fue el que me impulsó a no rendirme me anime a intentarlo”.
Además habló de lo vivido durante este último domingo tras regresar en el partido de Reserva. “Fueron muchas sensaciones encontradas y tal vez no lo disfrute como lo pensé, no podía creerlo” fue lo primero que esbozo y a continuación expresó “no caía cuando me cambiaba en el vestuario, no me encontraba, lo espere tanto que estaba nervioso, ansioso”. También mencionó que “se me vinieron un montón de cosas a la cabeza, desde el momento de la operación, todo lo que pasamos con mi familia, mis amigos, con la gente que estuvo siempre”.
Durante el diálogo fue imposible no demostrar su amor incondicional por el azulgrana de 30 de Agosto. “Estar otra vez con la camiseta que amo, porque yo siempre dije que hacía todo para volver a jugar y sino era en Juventud la verdad no quería jugar en otro lugar. O jugaba en el equipo del que soy hincha o no jugaba en otro lugar porque no tenía ganas sinceramente”.
También el volante zurdo contó cómo la pasó dentro del campo. “Entre 20 minutos, entre desesperado. Todo lo que no hice en un año quería hacerlo en 20 minutos y mis compañeros igual me bancaron. Los seres queridos estaban en la cancha y me lleno de felicidad” dijo al respecto.
Por último Rito, quien desde ahora jugará con una protección especial que debieron hacerle, comentó que “mi meta es volver a jugar en Primera, pero hay que ir paso a paso, sumar minutos, estar tranquilo y olvidarme del marcapasos”. Y como un mensaje que trasciende a todos cerró diciendo que “nunca hay que bajar los brazos y la mínima esperanza hay que aprovecharla”.