EDITORIAL

El jueves llegó a este medio la denuncia de la basura arrojada en un canal pluvial a unos 5 kilómetros de la ciudad, ayer sábado una más y de noche frente a la entrada del basurero municipal, y hoy domingo otra vez en el ingreso al basurero. Con más frecuencia se puede ver el accionar de los sucios de 30 de Agosto, otra denominación más clara no se encuentra.

No sabemos si es una persona, varias, si tienen vínculos o si actúan cada uno por cuenta propia. Si sabemos que parte de la sociedad treintense no quiere esto y tal vez a otra parte le es indiferente, pero como sociedad somos un conjunto y cualquiera que vea estas imágenes podría bien llamar a los treintenses los sucios que no cuidan su ciudad.

Igual hay algo más grave que desde nuestra mirada vemos, les importa un carajo -disculpen el exabrupto- el trabajo de decenas de personas que día a día hacen su tarea. Totalmente desconsiderados con un esfuerzo cotidiano de mujeres y hombres que se ganan el pan para la mesa y un reconocimiento totalmente inmerecido que lamentablemente acá mostramos.

Muchas veces se habla, comparte o manifiesta lo bien que se ve 30 de Agosto. Cuidado, impecable, lindo, vistoso. Esas palabras de halago son solo palabras para llenarse la boca y no se acompañan con lo que realmente importan que sos los hechos y la responsabilidad social, hoy tan presente por la situación que vivimos.

Acá no venimos a defender una gestión o gestiones anteriores. No se trata de tener la camisa de Fernandez, Feito, Mulan o Zapata; por nombrar a los actuales y a los anteriores ejecutivos. No es la idea ni el momento de juzgar las gestiones. En cambio se busca visibilizar que hay personas que no colaboran y menosprecian la labor de los trabajadores de los que hablamos y del poco compromiso con el ambiente en el cual nos desarrollamos.

Entre ellos cerca de unas cincuenta personas a diario intenta dejar la ciudad limpia. Los equipos de trabajo del barrido, los que mantienen los espacios verdes, quienes levantan montículos, los que andan en el recolector, aquellos que procesan en el Prolim, quienes se desempeñan en el vivero y también en la huerta.

Con todos ellos debemos disculparnos y valorarlos más, no solo con palabras sino acompañando con acciones desde el lugar de cada uno. Nadie es santo ni perfecto y nos incluimos. Solo buscamos aportar en la reflexión y tratar de mejorar esta problemática que es social, nuestra y que debemos mejorar.

Vale recordar que hay herramientas públicas que ayudan como el área de Medioambiente creada en enero de 2017, o la Tasa Ambiental aprobada semanas atrás, o por ejemplo este fin de semana la inauguración de un corazón solidario donde todos estan maravillados, pero a la vez también en estos días las imágenes que hablan por sí solas. La problemática es nuestra y de nadie más.

Tantas cualidades tiene la sociedad treintense que no le gustaría a nadie que se la reconozca como sucios. Es el momento de tomar acciones y lograr un cambio colectivo.