Por Maria Eugenia Diaz        Lic. en Comunicación Social

Llegó (casi) puntual a la cita y están ellas con una sonrisa enorme esperándome. No hay besos ni abrazos y mantenemos las distancias de rigor, pero la calidez de estas mujeres se siente, la fuerza también, se les nota en la voz, en cada palabra, cada recuerdo.

María Inés y Gabriela no se conocían “de antes” dicen cómplices, ese antes se refiere al diagnóstico, antes de tener cáncer de mama, “fue por esto que nos empezamos a tratar y a estar conectadas” dice Gabriela y María Inés no deja de asentir con la cabeza “nos apoyamos mucho una en la otra… por suerte nos tuvimos y nos tenemos ahora” aclara.

La charla pasa por todos los temas al mismo tiempo, ellas se ríen y se emocionan y terminan las frases de la otra ¿te acordás? repiten como muletilla constante. Se miran y se entienden sin palabras. Yo las escucho y mi admiración crece sin parar.

“Lo que cuesta es la palabra cáncer, y el cáncer de mama no es sinónimo de muerte” comienza María Inés “para nada”-agrega Gabriela- “lo más importante es la cabeza, estar bien, pensar en positivo”.

Domar al dragón

Ambas mujeres con un estilo de vida sano, deportes, buena alimentación, los controles anuales realizados “pero es así, al que le toca le toca” comenta Gabriela con una sonrisa, “yo me enteré que estaba embarazada y que tenía cáncer al mismo tiempo, no hay tiempo para pensar, hay que ir, viajar, empezar el tratamiento y seguir para adelante”.

Las preguntas, el llanto, la bronca quedan para después, no desaparecen, ni se ocultan pero ambas eligieron pensar en recuperarse, en estar bien primero “hay preguntas y llorás… llorás mucho y está bien preguntarse ¿por qué a mí?, pero no hay un porqué, me toco. Te replanteás muchas cosas”.

¿Qué sabían sobre el cáncer de mama antes del diagnóstico? Las dos responden que no mucho, lo que sale en la TV o podes leer en algún lado.

“Uno se imagina una cosa horrible, que vas a estar descompuesta que todo se termina y nada que ver”, acota Gabriela y sigue “te lo hacen ver como que estas enchufada a una máquina y vas a estar re sola y nada que ver ¡las quimios son en un lugar re piola!, estas cómoda en un sillón, charlando (…) yo  me llevaba la computadora y trabajaba porque por ahí son 3 o 4 horas”.

“Hay efectos secundarios obviamente, retención de líquidos, te miras al espejo y no te reconoces pero la vida sigue y vos podes, algunos días más que otros pero fue fundamental seguir mi vida lo más normal posible”, sostiene María Inés y se le quiebra la voz “el miedo a no poder lo tenemos todas (…) el apoyo de la familia es fundamental -familia y amigos- interrumpe Gabriela, “necesitas contar con ellos, porque sino no tenés opciones”.

No es tan sencillo como parece, ¿Cómo se comunica el diagnostico? “Así con la verdad, salió esto en los análisis y bueno hay que empezar un tratamiento” Lo más difícil fue anunciárselo a los hijos “siempre con la verdad; mamá tiene esto y le van a pasar estas cosas y bueno para adelante, pero siempre con la verdad, la verdad nos da libertad” sentencia María Inés.

¿Cómo se sigue? Concentrarse en el tratamiento, pensar en positivo, apoyarse en los afectos y confiar. Coincidencias podrán decir algunos, para ellas señales que existen, fechas claves, caminos, un poema, Dios, la fe (el nombre del Padre Joni surge en distintos momentos de la charla) Como todo en la vida, hay que transitarlo “hay que luchar, las batallas se ganan y vale la pena”.

Coinciden en que hay que terminar con el estereotipo de persona enferma demacrada y sin color “Te podes sentir linda, te podes sentir mujer hay un montón de cosas ahora para sentirte mejor desde la estética, hay maquillajes, accesorios re cancheros”. Pero no se engañan, la realidad es dura, pero no dura por siempre “cuando a vos se te cae el pelo te importa, después podes decir que es una frivolidad, que el pelo crece, pero en el momento siendo sinceros te importa” expresa Gabriela y María Inés continúa “después te acostumbras a verte y ya está, ya pasó; te das cuenta que no era tan grave”.

Libertad, esta palabra tan fuerte también aparece constantemente en la charla, ya no hay lugar para vergüenzas, materias pendientes, temor al qué dirán “lo que hay es el ahora y hay que disfrutar al máximo”.

¿Qué le dirían a una mujer que está pasando por lo mismo en este momento? Ambas resaltan la importancia del acompañamiento y del apoyo “que no tenga miedo, que lo diga y pida apoyo, que no tenga vergüenza, es una enfermedad como cualquier otra”.

“Para mí fue fundamental tenerla a ella” afirma María Inés- “así sentís que no estás sola, que alguien te entiende”– agrega Gabriela; “no te sentís sapo de otro pozo, porque hay alguien que está en la misma”.

“Creo que eso es lo importante, seguir la vida, no te tiene que modificar tu rutina, lo que a vos te gustan (…) sentarse a llorar en una cama no sirve de nada” asegura Gabriela “uno no sabe lo que te va a pasar, hay que seguir nomas” cierra María Inés.

Y aquí están, sanas, compañeras, disfrutando de sus hijos, de lo que hacen, de la vida sin vueltas.

LIPOLCC

Esta pareja como si fuera poco también forman parte del LIPOLCC  (Liga Popular de Lucha Contra el Cáncer) es una entidad sin fines de lucro que realiza una acción de asistencia y contención a las personas con enfermedades ontológicas. El trabajo de esta institución es “fundamental” Los costos del tratamiento son muy elevados y a veces la entrega de medicamentos en las prepagas se retrasa y es el LIPOLCC el que asiste con medicamentos, transporte, alojamientos y todo lo que se necesite para llevar adelante el tratamiento.

“Es muy importante que no nos acordemos del LIPOLCC  solo en el momento que nos toca ,es importante que el LIPOLCC tenga fondos y pueda seguir ayudando a la gente que puede devolver el medicamento y sobre todo a la que no , la que no tiene otra forma de solventar su tratamiento”.

*Podes ser socio del LIPOLCC con tramite sencillo en la Cámara de Comercio debitando automáticamente del servicio de agua.