Otra vez ganó la violencia. Como en aquel superclásico de 2015, también por la Libertadores, cuando el gas pimienta que tiraron desde una de las tribunas suspendió lo que era la vuelta de los octavos de final en la Bombonera. En esta ocasión los incidentes llegaron de la mano de los hinchas de River, que arrojaron todo tipo de elementos contundentes contra el micro de Boca cuando éste se disponía a ingresar al Monumental, en lo que fue un verdadero caos que dejó un saldo de al menos cuatro futbolistas xeneizes lastimados, además de otros tantos afectados por los gases lacrimógenos.

En medio de toda esta situación, Boca pidió la suspensión. Luego de que se le solicitara a la Conmebol que enviara médicos al vestuario para que revisara a los jugadores, Angelici se reunió con D’Onofrio y el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, para definir la suerte del encuentro. El partido quedó suspendido para mañana por la tarde.

Olé